La pérdida de esa persona tan estimada ocasionó en mi estado anímico un importante bajón, llevándome a pensar que mi vida carecia de sentido.
Mi mente viajaba constántemente al pasado, instalándose en él y dejando un dolor horrible en todo mi cuerpo.
Iban pasando los dias, no tan rápido como yo quisiera, hasta que un día me llamó mi primo Juan.
Tomamos unas copas en su casa, charlamos.. y entonces me lo mostró!
Me mostró su proyecto.
Algo que había estado rondando por su cabeza

Admirable! pensé.
Fué ahí donde vi una pequeña luz resplandeciente al final del túnel.
Semanas después, antes de su partida, salimos juntos para despedirnos, y le comenté la idea de ir a visitarlo a Brasil en Navidades. La idea de coger la maleta e irme a la otra parte del mundo a descubrir nuevas cosas con él, me ilusionaba y me proporcionaba una sensación que hacía tiempo no experimentaba.
Sin duda, le gustó la idea y comenzamos a planificar lo que haríamos una vez allí. Mi idea estaba tomando forma lentamente y conforme lo iba haciendo, me hacía sentir mejor.
Como dijo Lao-tsé (filósofo chino), Un viaje de mil millas comienza por el primer paso. Y éste es precisamente el que estoy dando ahora.
Un gran paso hacia la vida.